Estaba feliz de ayudar al novato en el océano, pero luego descubrí su secreto.

Entrenamiento secreto, lecciones secretas: siempre hay alguien detrás de escena tratando de engañarte. Muchas personas que conoces están entrenadas en secreto para ser mejores que tú, incluso si estás orgulloso de ellas. Yo no lo llamo trampa. no tengo Pero es una forma de elitismo oculto, una terrible carrera armamentista que socava nuestra cultura amateur natural y de gran corazón… y ciertamente no es australiana.

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A mí ya me han jugado este oscuro juego antes. Rod y yo jugamos tenis semanalmente contra Artie y Steve durante 20 años. Artie y Steve Somme sobreviven, mudos, hilarantes, mudos de terror. Después de la reunión, la cerveza era inevitable. Nuestro odio hacia su tenis se hizo tan fuerte que un día Rod y yo llegamos después de un almuerzo chino de tres horas. Admitimos que estábamos borrachos y les dijimos que no podíamos estar borrachos, sobrios o que nos golpearan con patos de Pekín. Y no pudieron. Nuestro estilo de juego se nutre de las aves y el vino. Los golpeamos con nubes chisporroteantes de Hoisin.

Pero después de la masacre del pato de Pekín, su tenis comenzó a mejorar lenta y misteriosamente. Estaban estudiando en silencio con Peter McNamara. Una comida para llevar furtiva a la hora del almuerzo y una gran propina en Supermac. Si bien el tenis le ha dado a ese hombre muchos días para creer que nada es imposible, también le ha servido a Artie y Steve, dos traviesos perros del infierno con los que Mr. Bean puede jugar mientras le sirve un vibrador. El entrenamiento tiene sus límites y McNamara ha encontrado los suyos. También les ganamos con el campeón de Wimbledon en la esquina. La voluntad de competir pareció abandonarlos después de la debacle de Supermac. Era como si algún aguafiestas les hubiera dicho que Viagra era un placebo. Estaban irreversiblemente desinflados.

Entrenamiento secreto, lecciones secretas, mi transformación en manta. En todas partes la gente trata secreta y traicioneramente de mejorar. Excepto yo. Porque todos los que fueron contratados para entrenarme renunciaron antes de tiempo, al darse cuenta de que tiendo a no creer el 85% de todo lo que digo. Es muy difícil para un entrenador compartir un logro conseguido con tanto esfuerzo con un sabelotodo.

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