Trump, que tomó la decisión tras nombrar a tres jueces conservadores, intentó restar importancia al tema durante la campaña, mostrando que más del 60 por ciento de los estadounidenses apoyan el aborto.
Sin embargo, un fuerte movimiento antiaborto o “provida” se ha manifestado con fuerza en el National Mall, y los organizadores estiman que hasta 150.000 personas marcharán. Participaron decenas de grandes grupos de iglesias, universidades y grupos de activistas de todo el país, vestidos con faldas de colores y portando carteles.
Entre ellos estaban Molly Dardis y Lori Traglia de Our Lady of the Rosary, una escuela católica en Greenville, Carolina del Sur, quienes elogiaron a Trump por impulsar el movimiento provida, pero dijeron que había más por hacer. Carolina del Sur tiene una “ley del latido del corazón” que permite abortos hasta las seis semanas de embarazo.
“Debería prohibirse. No debería haber abortos”, afirmó Traglia. “Creemos que la vida comienza en el momento de la concepción”, añadió Dardis.
Sin embargo, no aceptaron castigar penalmente a las mujeres que interrumpan el embarazo. “No creo que las mujeres deban ser castigadas. Lo que se les debe ofrecer a las mujeres es apoyo, servicios, recursos y amor”, dijo Dardis.
Cole Buckley, de 19 años, de la Universidad Estatal Truman en Kirksville, Missouri, estuvo entre los miles de defensores de la vida que asistieron a la manifestación, aunque reconoció que era una minoría en el campus. “Nuestro club tiene unas 20 personas y nuestra escuela tiene unas 5.000 personas”, dijo.
Miembros de un grupo neofascista supremacista blanco llamado Frente Patriota también aparecieron cerca de la manifestación. Con uniformes, máscaras y gafas de sol, se pararon cerca del Monumento a Washington, portando banderas estadounidenses y una pancarta que decía: “Familias fuertes construyen naciones fuertes”.
con AP