Ha comenzado en la India un importante festival hindú, considerado la reunión religiosa más grande del mundo.

El festival consiste en una serie de baños rituales realizados por sadhus indios, u hombres santos, y otros peregrinos en la confluencia de tres ríos sagrados que se remontan al menos a la Edad Media. Los hindúes creen que el legendario río Saraswati alguna vez fluyó desde el Himalaya a través de Prayagraj, donde se encontraba con el Ganges y el Yamuna.

El baño se realiza todos los días, pero en las fechas más auspiciosas, los monjes desnudos y cubiertos de cenizas se dirigen al amanecer a los ríos sagrados. Muchos peregrinos se quedan durante toda la festividad, observan austeridades, dan limosna y se bañan todos los días al amanecer.

“Aquí nos sentimos en paz y estamos salvados de los ciclos de la vida y la muerte”, dijo Bhagwat Prasad Tiwari, un peregrino.

El festival tiene sus raíces en la tradición hindú, que dice que el dios Vishnu arrebató a los demonios una vasija de oro que contenía el néctar de la inmortalidad. Los hindúes creen que unas gotas cayeron sobre las ciudades de Prayagraj, Nasik, Ujjain y Haridwar, los cuatro lugares donde se celebra desde hace siglos el festival Kumbh.

El Kumbh rota entre estos cuatro santuarios cada tres años en una fecha determinada por la astrología. El festival de este año es el más grande y grande de todos. En 2019 se organizó una versión más pequeña del festival, llamada Ardh Kumbh o Half Kumbh, cuando se registraron 240 millones de visitantes, de los cuales alrededor de 50 millones tomaron el baño ritual en el día de mayor actividad.

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