La pandemia ha causado estragos en las finanzas de este y otros estados, pero antes de que el primer paciente confirmado de COVID-19 en Australia ingresara a la sala de emergencias del Hospital Monash, la deuda de Victoria se disparó.
Ahora, tres años después de que se levantara nuestro último confinamiento, la deuda sigue siendo inflada por un gobierno que sigue gastando miles de millones de dólares.
Mientras que el jefe de gabinete del primer ministro está allí principalmente para garantizar que se lleven a cabo los planes políticos del jefe, la primera responsabilidad del tesorero debería ser la salud financiera del estado.
Pallas lo acepta, pero ¿dónde está la evidencia de que ha priorizado las finanzas públicas sobre la costosa agenda electoral laborista?
Después de las elecciones de 2018, cuando Andrews regresó al poder con su enorme programa de infraestructura, incluido un mandato vagamente elaborado para una red de trenes de cercanías, Victoria necesitaba que alguien en el gabinete hiciera una verificación de la realidad presupuestaria.
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En el apogeo de la crisis de la COVID, cuando el instinto de todos los líderes estatales y federales era pedir prestado decenas de miles de millones de dólares para contener la propagación del virus y apoyar a los hogares, la economía y las empresas, Victoria necesitaba más que un rescate; Necesitaba alguien que apoyara la idea cada vez más descabellada de restricción fiscal.
Para Pallas es un motivo de orgullo no haber conseguido nunca el papel.
“Tengan la seguridad de que nunca he perdido de vista mi responsabilidad de velar por el bienestar del pueblo de Victoria y nunca he recurrido a la austeridad”, afirmó.
El superior político de un empleado sabe que su trabajo es no cometer errores cuando las cosas van mal y respetar al líder cuando las cosas van bien.
De acuerdo con esta personalidad política, Pallas se ofreció como piñata después de su retiro a cualquiera que quisiera un lugar en la gestión financiera del gobierno.
“Todas las cosas malas que han surgido de nuestra situación presupuestaria son mi responsabilidad y asumo toda la responsabilidad por ellas”, dijo.
“Cosas buenas: ciertamente el primer ministro tiene el liderazgo y la visión para llevarnos allí”.
Por otro lado, como jugador incondicional de equipo, incluso cuando su relación con Andrew y Jacinta Allan era tensa, a Pallas no se le puede atribuir el mérito exclusivo de las decisiones tomadas durante su década a cargo de los libros de Victoria, ni se le puede culpar.
Lleva el ataúd de la crisis financiera de Victoria, pero no tiene que cargarlo solo.
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