Después de un ataque terrorista de Hamás en el que murieron 1.200 personas y 250 fueron secuestradas, Hezbollah comenzó a disparar cohetes contra Israel, e Israel respondió. Esto desembocó en una guerra a gran escala en septiembre, cuando Israel mató al líder de Hezbollah, Hassan Nasrullah, y debilitó significativamente al grupo.
Según funcionarios locales, la guerra continúa en Gaza, donde el desastre humanitario continúa y más de 44.000 personas han muerto.
El alto el fuego sólo se limitaría al Líbano, lo que significa que no ayudaría a los palestinos en Gaza ni a las decenas de personas mantenidas como rehenes por Hamás en Gaza.
En un comunicado, las familias de los rehenes dijeron que “insisten firmemente” en que cualquier acuerdo incluya una exigencia de liberación de los encarcelados.
“El ataque del 7 de octubre, orquestado por Hamas y apoyado por Irán, se unió a Hezbollah en el conflicto, vinculando su destino con la guerra en Gaza y las atrocidades de la masacre del 7 de octubre”, dice el comunicado.
“Los esfuerzos en curso para alcanzar un acuerdo que ponga fin a la guerra en el Frente Norte son una oportunidad importante para repatriar a todos los rehenes. El Frente Norte y la liberación de rehenes están inextricablemente vinculados; no podemos ni debemos tratarlos como cuestiones separadas.