En 2020, comenzó un juicio en Columbus, Ohio, por el asesinato de Andre Hill, un hombre negro desarmado que salía de un garaje en Columbus, Ohio, con un teléfono celular en la mano.
El ex oficial de policía Adam Coy, un veterano de 17 años en la fuerza policial de Columbus que fue despedido poco después del incidente, está acusado de asesinato, homicidio por negligencia criminal y otros delitos.
El tiroteo, que fue captado por la cámara corporal de la policía, provocó protestas y condujo a reformas en el Departamento de Policía de Columbus.
Su abogado, Mark Collins, dijo que Coy creyó ver una pistola plateada en la mano de Hill, lo que le hizo temer por su seguridad. La selección del jurado comenzó el lunes.
Se espera que el juicio dure varias semanas, con testimonios de agentes de policía, expertos en uso de la fuerza y testigos del barrio donde ocurrió el tiroteo.
Foto AP/Andrew Wales-Huggins, archivo
El caso ganó atención nacional debido a las circunstancias que rodearon la muerte de Hill y la demora en la atención médica que recibió en el lugar.
El 22 de diciembre, imágenes de vigilancia muestran a Hill saliendo del garaje de la casa de un amigo, sosteniendo un teléfono celular en su mano izquierda, mientras le falta la mano derecha. Coy disparó varios tiros, hiriendo mortalmente a Hill.
“Me estaba trayendo dinero para Navidad. No hizo nada”, gritó más tarde una amiga de la familia a la policía desde el interior de la casa.
Según la investigación, Hill no recibió atención médica de los agentes durante unos 10 minutos después de recibir el disparo.
Hill, padre y abuelo, fue declarado muerto más tarde en un hospital cercano.
El tiroteo provocó la renuncia del jefe de policía de Columbus, Thomas Quinlan, quien fue obligado por el alcalde Andrew Ginter después de una serie de tiroteos en los que participaron hombres y niños negros.
“Las muertes de Andre Hill y otros son resultado directo de fallas sistémicas dentro de nuestro departamento de policía”, dijo Ginter en una conferencia de prensa después del tiroteo.
Además, la ciudad de Columbus acordó pagar a la familia Hill 10 millones de dólares, el acuerdo más grande en la historia de la ciudad.
La ciudad también aprobó la Ley Andre, que exige que los agentes brinden atención médica inmediata a los sospechosos heridos y activen cámaras corporales durante los encuentros.
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El expediente personal de Coy mostraba un historial de quejas sobre su conducta.
Según el Departamento de Policía de Columbus, Coy ha sido objeto de más de una docena de quejas de ciudadanos, incluidas 12 acusaciones de uso de la fuerza.
La mayoría de las denuncias fueron consideradas “infundadas” o “incompetentes”.
Aún así, el despido de Hill planteó más preguntas sobre la historia de Coy y el manejo de la disciplina de los oficiales por parte del departamento.
Se espera que el juicio dependa de si la decisión de Coy de utilizar fuerza letal estaba justificada dadas las circunstancias.
El equipo de defensa de Coy intentó trasladar el juicio fuera del condado de Franklin y la amplia cobertura de los medios influyó en la composición del jurado estatal. Sin embargo, el juez denegó la moción, garantizando que el juicio permanecería en Columbus.
La familia de Hill dijo que esperaba que el tribunal lo llevara ante la justicia por su muerte.
Un comunicado emitido por el abogado de la familia describió a Hill como “un hombre amable y cariñoso que se dedicó a su familia y a su comunidad”.
Este artículo contiene información de Associated Press.
