Las quejas de un buen puñado de vecinos ante la inminente pérdida de varias docenas de plazas de aparcamiento están frenando las pacificaciones previstas en los entornos de varios centros educativos del barrio de Provençals del Poblenou, en el distrito de Sant Martí.
El Ayuntamiento de Barcelona revisará la iniciativa a fin de encontrar el consenso ciudadano pertinente. En estos momentos no está claro cuándo arrancarán estos controvertidos trabajos. Hablamos de las escuelas Catalònia y Brasil, de la guardería municipal Dolors Canals y del centro de educación especial Concha Espina. Además, el gobierno de la alcaldesa Ada Colau, también con el objetivo de eliminar menos plazas de aparcamiento en la zona, se muestra dispuesto a echar otro vistazo a la segunda fase de la reforma de la calle Perú.
Unas cuantas asociaciones de familiares de alumnos de la zona no dan crédito. Alrededor de 2.800 escolares se beneficiarían de estas peatonalizaciones. No esperaban que la muy esperada puesta en marcha en la zona del programa Protegim les escoles , unas de las iniciativas de las que más se enorgullecen los partidarios de la alcaldesa Colau, sufriera este inesperado varapalo.
En verdad el asunto es mucho más intricado y espinoso de lo que en principio parece. La postura del concejal responsable del distrito de Sant Martí, el socialista David Escudé, está resultando definitiva al respecto. Está claro que la posición del PSC ante los problemas de los conductores no es la misma que la de BComú.
De hecho, a muchos comunes no les está gustando nada el devenir de estos acontecimientos. Una consellera de esta formación en el distrito, muy conocida por su defensa de la bicicleta y su determinación para reducir el uso del vehículo privado, atacó en Twitter a uno de los portavoces de los vecinos que no quieren perder plazas de aparcamiento. A unos cuantos de estos vecinos el tuit de marras no les hizo ninguna gracia. Luego, más tarde, el mensaje desapareció de las redes sociales, pero el ambiente ya estaba enrarecido.
Así que varios acudieron al consejo plenario de Sant Martí de ayer por la tarde bien dispuestos a boicotear cualquier intervención de la consellera en cuestión. También retaron al edil responsable del distrito a firmar ante notario que de ningún modo las controvertidas obras arrancarán por sorpresa en los últimos compases del mandato. “Si no van a hacer las obras ¿por qué está ahí la caseta de obras, entre otras cosas? ¡vamos al notario!”.
Pero la consellera del tuit desaparecido, sin embargo, no tomó la palabra en este tenso consejo de distrito. Y el concejal al mando de Sant Martí declinó la petición vecinal de ir al notario. La presidenta del consejo, por su parte, tuvo que condenar algunos exabruptos proferidos entre los asistentes durante la sesión.
“Estamos revisando diversos espacios en los alrededores para dar respuesta a las quejas de los vecinos que no quieren perder plazas de aparcamiento –abunda el concejal de Sant Martí, el socialista Escudé–. Por eso pedimos a las áreas municipales de Urbanismo y de Movilidad que detuvieran estos trabajos. Y, dado que las obras de la segunda fase de la reforma de la calle Perú aún no están licitadas, y también que ya están provocando las mismas quejas vecinales, planteamos celebrar un proceso participativo que nos permita alcanzar un consenso vecinal más robusto”.